Monday, December 18, 2006

No quiero recordar

No quiero recordar
un instante feliz entre tormentos;
goce o pena es igual,
todo es triste al volver.

Aún va conmigo como una luz ajena
aquel destino niño,
aquellos dulces ojos juveniles,
aquella antigua herida.

No, no quisiera volver,
sino morir aún más,
arrancar una sombra,
olvidar un olvido.

Wednesday, December 13, 2006

Los niños lloran

Desde la escayola que hay debajo de la porcelana del bidé los niños lloran.
Desde el ángulo inverso al rincón oscuro de sus cuartos los niños lloran.
Desde los tejados sostenidos en el humo del pánico los niños lloran. Lloran con
la boca abierta, llena de grito. Lloran y nadie los oye llorar. Desde los socavones
envueltos en la piel de oso del viento los niños lloran. Desde dentro del capullo
ardiente de la rosa los niños lloran. Desde la diana de la tormenta de cristal y
hierro los niños lloran. Lloran y a nadie le importa que lloren. Lloran desde el
interior del átomo de mármol del silencio. Lloran porque nadie les explica
por qué se muere la tarde oscura de polvo. Lloran porque no encuentran en
la nube de azufre una mano caliente. Lloran. Lloran y nadie los ve llorar. En el
agujero de la capa de ozono hay un niño llorando. Y hay otro niño en el felpudo
del despacho. Y debajo del pie del misil. Desde debajo de los escombros de nuestra codicia, desde la tumba de nuestra conciencia, los niños lloran.

Tuesday, December 12, 2006

Opio... Opio... Opio, sí

La religión no es para resolver los conflictos económicos o políticos de este mundo que Dios entregó a las disputas de los hombres. Piensen los hombres y obren los hombres como pensaren y como obraren, que se consuelen de haber nacido, que vivan lo más contentos que puedan en la ilusión de que todo esto tiene una finalidad. Yo no he venido a someter los pobres a los ricos, ni a predicar a éstos que se sometan a aquéllos. Resignación y caridad en todos y para todos. Porque también el rico tiene que resignarse a su riqueza, y a la vida, y también el pobre tiene que tener caridad para con el rico. ¿Cuestión social? Deja eso, eso no nos concierne. Que traen una nueva sociedad, en que no haya ya ricos ni pobres, en que esté justamente repartida la riqueza, en que todo sea de todos, ¿y qué? ¿Y no crees que del bienestar general surgirá más fuerte el tedio a la vida? Sí, ya sé que uno de esos caudillos de la que llaman la revolución social ha dicho que la religión es el opio del pueblo. Opio... Opio... Opio, sí. Démosle opio, y que duerma y que sueñe.

Monday, December 11, 2006

Roma

Roma se derrite pesada y débil
y su cuerpo se encorva
para quebrarse lentamente
dolido por los años

Mi visión te nubla y te empobrece
te encana el cabello
que lentamente cae por tu figura
y te surca de estrellas
la mañana
que no renace hoy en ti
poética zona devastada

Y ahora
un resurgir te barre el moho
y derrumba las tinieblas
que te invaden bellas y románticas
y renaces
terca y aburrida

porque hoy floreces
viva de ruinas.

había destruido el equilibrio del día

Toda una playa vibrante de sol se apretaba detrás de mí. Di algunos pasos hacia el manantial. El árabe no se movió. A pesar de todo, estaba todavía bastante lejos. Parecía reírse, quizá por el efecto de las sombras sobre el rostro. Esperé. El ardor del sol me llegaba hasta las mejillas y sentí las gotas de sudor amontonárseme en las cejas. Era el mismo sol del día en que había enterrado a mamá y, como entonces, sobre todo me dolían la frente y todas las venas juntas bajo la piel. Impelido por este ardor que no podía soportar más, hice un movimiento hacia adelante. Sabía que era estúpido, que no iba a librarme del sol desplazándome un paso. Pero di un paso, un solo paso hacia adelante. Y esta vez, sin levantarse, el árabe sacó el cuchillo y me lo mostró bajo el sol. La luz se inyectó en el acero y era como una larga hoja centelleante que me alcanzara en la frente. En el mismo instante el sudor amontonado en las cejas corrió de golpe sobre mis párpados y los recubrió con un velo tibio y espeso. Tenía los ojos ciegos detrás de esta cortina de lágrimas y de sal. No sentía más que los címbalos del sol sobre la frente e, indiscutiblemente, la refulgente lámina surgida del cuchillo, siempre delante de mí. La espada ardiente me roía las cejas y me penetraba en los ojos doloridos. Entonces todo vaciló. El mar cargó un soplo espeso y ardiente. Me pareció que el cielo se abría en toda su extensión para dejar que lloviera fuego. Todo mi ser se distendió y crispé la mano sobre el revólver. El gatillo cedió, toqué el vientre pulido de la culata y allí, con el ruido seco y ensordecedor, todo comenzó. Sacudí el sudor y el sol. Comprendí que había destruido el equilibrio del día, el silencio excepcional de una playa en la que había sido feliz. Entonces, tiré aún cuatro veces sobre un cuerpo inerte en el que las balas se hundían sin que se notara. Y era como cuatro breves golpes que daban en la puerta de la desgracia.

He perdido la risa de mi hijo

La risa de mi hijo. He perdido la risa de mi hijo. ¿Cuánto hace que no sonríe? En este mismo diario tengo escrito, me parece, que a la cripta que es un niño sólo se llega por la celosía de su risa. Mi hijo no ha vuelto a reír ni a sonreír. Su seriedad banal de otras veces resulta que presagiaba esta seriedad definitiva, esta manera de ser adulto que le da la enfermedad a un niño. Y beso su vientre todavía abultado, caliente, con ese agujero saludable de los buenos quesos, que es el ombligo, y beso ahí un bulto de vida, un dulce fardel de sangre, de intestinos, de digestiones, de respiración, el último reducto poderoso y tierno de sus palpitaciones. El niño, ya, es sagrado. Sé, como sabía el poeta, que la vida no es noble, ni buena, ni sagrada, y no hallo nada que respetar ni venerar en el cielo ni en la tierra, ni un solo ser, ni un solo hombre merecen mi devoción desde hace mucho tiempo, pero gracias a este hijo tenido y perdido habrá ya para siempre en mí, en lo más puro de la luz, en el resplandor de lo inexistente, un ser sagrado, una criatura de oro, de modo que el hijo se constituye en criatura aparte de la creación, en relámpago de la sacralidad que no se ha dado jamás en todo el universo.

Plántame

Después de la tormenta un árbol flotando con todas sus raíces blancas peludas un árbol arrancado de cuajo tumbado arrastrado por la corriente río abajo con sus ramas me suplicaba plántame y yo lo siento amigo soy parvo y medroso pero ojalá que luego alguien más grande o valiente te quiera ayudar.

¿no hay lucha ni justicia?

Este concepto de lucha es un concepto antropomórfico. Claro, llamamos a todos los conflictos lucha, porque es la idea humana que más se aproxima a esa relación que para nosotros produce un vencedor y un vencido. Si no tuviéramos este concepto en el fondo, no hablaríamos de lucha. La hiena que monda los huesos de un cadáver, la araña que sorbe una mosca, no hace más ni menos que el árbol bondadoso llevándose de la tierra el agua y las sales necesarias para su vida. El espectador indiferente, como yo, ve a la hiena, a la araña y al árbol, y se los explica. El hombre justiciero le pega un tiro a la hiena, aplasta con la bota a la araña y se sienta a la sombra del árbol, y cree que hace bien.

-Entonces, ¿para usted no hay lucha ni hay justicia?

-En un sentido absoluto, no; en un sentido relativo, sí. Todo lo que vive tiene un proceso para apoderarse primero del espacio, ocupar un lugar, luego para crecer y multiplicarse; este proceso de la energía de un vivo contra los obstáculos del medio, es lo que llamamos vida. Respecto de la justicia, yo creo que lo justo en el fondo es lo que nos conviene. Supón en el ejemplo de antes que la hiena en vez de ser muerta por el hombre mata al hombre, que el árbol cae sobre él y le aplasta, que la araña le hace una picadura venenosa, pues nada de eso nos parece justo, porque no nos conviene. A pesar de que en el fondo no haya más que esto, un interés utilitario ¿quién duda que la idea de justicia y de equidad es una tendencia que existe en nosotros? ¿Pero cómo la vamos a realizar? … Ante la vida no hay más que dos soluciones prácticas para el hombre sereno: o la abstención y la contemplación indiferente de todo o la acción limitándose a un círculo pequeño. Es decir, que se puede tener el quijotismo contra una anomalía; pero tenerlo contra una regla general es absurdo.

-De manera que, según usted, el que quiera hacer algo tiene que restringir su acción justiciera a un medio pequeño.

-Claro, a un medio pequeño, tú puedes abarcar en tu contemplación la casa, el pueblo, el país, la sociedad, el mundo, todo lo vivo y todo lo muerto; pero si intentas realizar una acción, y una acción justiciera, tendrás que restringirte hasta el punto de que todo te vendrá ancho, quizá hasta la misma conciencia.

-Es lo que tiene de bueno la filosofía -dijo Andrés con amargura-; le convence a uno de que lo mejor es no hacer nada.

Sunday, December 10, 2006

La perra

Tenía un perrilla perdiguera -la Chispa-, medio ruin, medio bravía, pero que se entendía muy bien conmigo; con ella me iba muchas mañanas hasta la Charca, a legua y media del pueblo hacia la raya de Portugal, y nunca nos volvíamos de vacío para la casa. Al volver, la perra se me adelantaba y me esperaba siempre junto al cruce; había allí una piedra redonda y achatada como una silla baja, de la que guardo tan grato recuerdo como de cualquier persona; mejor, seguramente, que el que guardo de muchas de ellas. La perrilla, se sentaba enfrente de mí, sobre sus dos patas de atrás, y me miraba, con la cabeza ladeada, con sus dos ojillos castaños muy despiertos; yo le hablaba y ella, como si quisiera entenderme mejor, levantaba un poco las orejas; cuando me callaba aprovechaba para dar unas carreras detrás de los saltamontes, o simplemente para cambiar de postura. Cuando me marchaba, siempre, sin saber por qué, había de volver la cabeza hacia la piedra, como para despedirme, y hubo un día que debió parecerme tan triste por mi marcha, que no tuve más suerte que volver mis pasos a sentarme de nuevo... La perra volvió a echarse frente a mí y volvió a mirarme; ahora me doy cuenta de que tenía la mirada de los confesores, escrutadora y fría, como dicen que es la de los linces... Un temblor recorrió todo mi cuerpo; parecía como una corriente que forzaba por salirme por los brazos. El pitillo se me había apagado; la escopeta de un solo caño, se dejaba acariciar, lentamente, entre mis piernas. La perra seguía mirándome fija, como si no me hubiera visto nunca, como si fuese a culparme de algo de un momento a otro, y su mirada me calentaba la sangre de las venas de tal manera que se veía llegar el momento en que tuviese que entregarme; hacía calor, un calor espantoso, y mis ojos se entornaban dominados por el mirar, como un clavo, del animal... Cogí la escopeta y disparé; volví a cargar y volví a disparar. La perra tenía una sangre oscura y pegajosa que se extendía poco a poco por la tierra.

Tuesday, December 05, 2006

nuestro dios se llama Abraxas

-Desde hace un año sientes en ti un instinto, que pasa por «prohibido», más fuerte que todos los demás. Los griegos y muchos otros pueblos, en cambio, han divinizado este instinto y lo han venerado en grandes fiestas. Lo «prohibido» no es algo eterno; puede variar. También hoy cualquiera puede acostarse con una mujer si antes ha ido al sacerdote y se ha casado con ella. En otros pueblos es de otra manera. Por eso cada uno tiene que descubrir por sí mismo lo que le está prohibido. Se puede ser un gran canalla y no hacer jamás algo prohibido. Y viceversa. Probablemente es una cuestión de comodidad. El que es demasiado cómodo para pensar por su cuenta y erigirse en su propio juez, se somete a las prohibiciones, tal como las encuentra. Eso es muy fácil. Pero otros sienten en sí su propia ley; a esos les están prohibidas cosas que los hombres de honor hacen diariamente y les están permitidas otras que normalmente están mal vistas. Cada cual tiene que responder de sí
mismo.

De pronto, como si se arrepintiera de haber hablado tanto, enmudeció…

Recuerdo otra escena que viví con Max Demian en aquellos tiempos aún semiinfantiles y que me impresionó vivamente. Se acercaba la fecha de nuestra confirmación. Las últimas clases de religión trataban de la comunión. El pastor dio mucha importancia al tema, cuidó mucho sus explicaciones y consiguió que en estas últimas clases hubiera un cierto ambiente de unción religiosa. Sin embargo, precisamente entonces mis pensamientos se concentraban en otra cosa: en la persona de mi amigo. Esperando la confirmación, que se nos explicaba como solemne acogida en la comunidad de la Iglesia, yo pensaba constantemente que el valor de aquel medio año de enseñanza religiosa no estaba en lo que había aprendido sino en la proximidad e influencia de Demian. No me preparaba a ser recibido en la Iglesia, sino en algo muy distinto: en una orden del pensamiento y de la personalidad que tenía que existir sobre la tierra y cuyo enviado o emisario consideraba yo a mi amigo. Intenté rechazar aquella idea porque sería vivir, a pesar de todo, la ceremonia de la confirmación con cierta dignidad, que me parecía poco compatible con mis nuevos pensamientos. Pero fue en vano: el pensamiento estaba ahí y lentamente se fue uniendo al de la cercana ceremonia religiosa. Estaba dispuesto a celebrarla de manera distinta a los demás.

No puedo resumir en pocas palabras lo que el extraño músico Pistorius me enseñó
sobre Abraxas. Lo más importante que aprendí de él fue a dar un nuevo paso en el
camino hacia mí mismo. Yo era entonces, con mis dieciocho años, un chico poco
corriente, precoz en unos sectores y muy retrasado y desorientado en otros. Cuando me comparaba con los demás, me sentía unas veces orgulloso y satisfecho de mí mismo
pero otras deprimido y humillado. Unas veces me consideraba un genio, otras un loco.
No conseguía compartir las alegrías y la vida de mis compañeros, y me hacía reproches y cábalas como si estuviera irremediablemente separado de ellos y se me negara la vida. Pistorius, que era un extravagante declarado, me enseñó a tener valor y respeto de mí mismo. Él me dio ejemplo encontrando siempre algo valioso en mis palabras, sueños, fantasías y pensamientos, que tomaba siempre en serio y discutía con interés.

-Me ha dicho usted que le gusta la música porque no es moral. De acuerdo. ¡Entonces, no tiene usted que empeñarse en ser moralista! No debe compararse con los demás; y si la naturaleza le ha creado como murciélago, no pretenda ser un avestruz. A veces se considera raro, se acusa de andar por otros caminos que la mayoría. Eso tiene que olvidarlo. Mire al fuego, observe las nubes; y cuando surjan los presagios y comiencen a hablar las voces de su alma, entréguese usted a ellas sin preguntarse
primero si le parece bien o le gusta al señor profesor, al señor padre o a no sé qué buen Dios. Así uno se estropea, desciende a la acera y se convierte en fósil. Querido Sinclair, nuestro dios se llama Abraxas, y es dios y diablo; abarca el mundo oscuro y el claro. Abraxas no tiene nada que objetar a ninguno de sus pensamientos, a ninguno de sus sueños. No lo olvide. …No hay que temer nada ni creer ilícito nada de lo que nos pide el alma.

Asustado, objeté:

-¡Pero no se puede hacer todo lo que a uno le apetece! ¡No se puede matar a un
hombre porque a uno le resulta desagradable!

Se acercó más a mí:

-En determinadas circunstancias se puede hasta eso. Pero la mayoría de las veces se
trata de un error. Yo no digo que usted haga todo lo que le pase por su mente. No. Pero tampoco debe usted envenenar las ideas, reprimiéndolas y moralizando en torno a ellas, porque tienen su sentido. En vez de clavarse a sí mismo o a otro en una cruz, se puede beber vino de una copa con pensamientos elevados, pensando en el misterio del sacrificio. Se puede también, sin estas ceremonias, tratar los propios instintos, las llamadas tentaciones de la carne, con amor y respeto; entonces nos descubren su sentido porque todas tienen sentido. Cuando se le vuelva a ocurrir algo muy aberrante o pecaminoso, Sinclair, cuando desee de pronto matar a alguien o cometer no sé qué monstruosidad inconmensurable, piense un momento que es Abraxas el que está fantaseando en su interior. El hombre a quien quiere matar nunca es fulano o mengano; seguramente es sólo un disfraz. Cuando odiamos a un hombre, odiamos en su imagen algo que se encuentra en nosotros mismos. Lo que no está dentro de nosotros mismos no nos inquieta.

Nunca había dicho Pistorius nada que me llegara tan hondo. No pude contestar nada.

Si esto es ser humano

El robot miró dentro de sí, y reflejado en los circuitos de su logos positrónico, contempló la condición humana como realmente era y se ofrecía a su alcance. Retractó la cabeza moldeada de bronce y hierro y musitó palabras sin música, y de asombro parpadearon las luces de sus células pues saboreó el robot el asco de verse en un tris de saberse humano, y conoció en su trayecto gritos de furia y sangre, torturas, extorsiones, labios lapidados por los besos de la muerte, y presenció suicidios, matanzas, fraudes, disparos al alba sobre las tapias de un cementerio, mentiras que significaban vidas, hambre, y comprendió de monopolios y armas pasadas de mano en mano, de cuchillos en la oscuridad hundidos en vientres pestilentes y revólveres vaciados sobre el cráneo de otros hombres como spray sobre un insecto, y observó miedo, locura, intransigencia, amistades partidas por el trasfondo de una hembra, asesinatos, revanchas, depuraciones, pubertades segadas como una flor abierta a la depravación y el desengaño, y lloró los etnocidios, las batallas, las condecoraciones de la gloria, la pobreza, medias palabras falsas que se decían de amor, y entendió de orgullos, crueldad, intolerancia, corrupción, odio y archivó incestos, calibró miseria, verificó crueldades, las mil caras del horror en todas sus formas, y un caudal de lágrimas metálicas desbordó sus ojos cargados con la inocencia de una nube, y acercó el robot los dedos táctiles al lugar donde bullía su corazón de cuarzo, y presionó con fuerza sobre la caja mágica de donde obtenía la inspiración, y mientras temblaba la carcasa de su cuerpo ante el out-put que le segaba el alma y anulaba la condición a la que pudo acceder por un momento, el robot pensó si esto es ser humano yo no lo quiero, si así es la vida del hombre no me interesa.

Friday, December 01, 2006

En cierto patio que ya no existe

Bruscamente la tarde se ha aclarado porque ya cae la lluvia minuciosa. Cae o cayó. La lluvia es una cosa que sin duda sucede en el pasado... Esta lluvia que ciega los cristales alegrará en perdidos arrabales las negras uvas de una parra en cierto patio que ya no existe. La mojada tarde me trae la voz, la voz deseada, de mi padre que vuelve.

El mundo se espuma

El niño y la risa. La risa del niño. Su risa triunfa de la muerte. Cuando el niño ríe, el mundo se espuma, la vida se aligera y el sol se enciende. Pasa su risa como un agua ligera por encima de las cosas, riza la luz, alegra el día y establece una continuidad sencilla entre los seres que no puede ser destruida por nada. La risa siempre es comunicativa, funde a los seres unos con otros, los enjabona de contigüidad, pero con los adultos hay otros lenguajes. El máximo lenguaje, para con el niño, es la risa. Llegar a su risa, conectar con su risa, provocarla o compartirla, es haber entrado en lo más infante del niño, en lo más niño de la infancia. La risa es su gran lenguaje, el primero y el más profundo, y sólo aspiro ya a encontrar la risa de mi hijo, a hacerla correr, a escucharla de lejos y de cerca.

Todo eso sale de mi taza

En cuanto reconocí el sabor del pedazo de magdalena mojado en tila que mi tía me daba (aunque todavía no había descubierto y tardaría mucho en averiguar por qué ese recuerdo me daba tanta dicha), la vieja casa gris con fachada a la calle, donde estaba su cuarto, vino como una decoración de teatro a ajustarse al pabelloncito del jardín que detrás de la fábrica principal se había construido para mis padres, y en donde estaba ese truncado lienzo de casa que yo únicamente recordaba hasta entonces; y con la casa vino el pueblo, desde la hora matinal hasta la vespertina y en todo tiempo, la plaza, adonde me mandaban antes de almorzar, y las calles por donde iba a hacer recados, y los caminos que seguíamos cuando hacía buen tiempo. Y como ese entretenimiento de los japoneses que meten en un cacharro de porcelana pedacitos de papel, al parecer, informes, que en cuanto se mojan empiezan a estirarse, a tomar forma, a colorearse y a distinguirse, convirtiéndose en flores, en casas, en personajes consistentes y cognoscibles, así ahora todas las flores de nuestro jardín y las del parque del señor Swann y las ninfeas del Vivonne y las buenas gentes del pueblo y sus viviendas chiquitas y la iglesia y Combray entero y sus alrededores, todo eso, pueblo y jardines, que va tomando forma y consistencia, sale de mi taza de té.

Thursday, November 30, 2006

Fuiste joven

Fuiste joven
pero nunca lo supiste
hasta hoy, que el ave ha huido
de tu mano.

Wednesday, November 29, 2006

Sólo encontré una verdad en la vida

Sólo encontré una verdad en la vida, hijo, y eras tú. Sólo encontré una verdad en la vida y la he perdido. Vivo de llorarte en la noche con lágrimas que queman la oscuridad. Soldadito rubio que mandaba en el mundo, te perdí para siempre. Tus ojos cuajaban el azul del cielo. Tu pelo doraba la calidad del día. Lo que queda después de ti, hijo, es un universo fluctuante, sin consistencia, como dicen que es Júpiter, una vaguedad nauseabunda de veranos e inviernos, una promiscuidad de sol y sexo, de tiempo y muerte, a través de todo lo cual vago solamente porque desconozco el gesto que hay que hacer para morirse. Si no, haría ese gesto y nada más.
Qué estúpida la plenitud del día. ¿A quién engaña este cielo azul, este mediodía con risas? ¿Para quién se ha urdido esta inmensa mentira de meses soleados y campos verdes? ¿Por qué este vano rodeo de la muerte por las costas de la primavera? El sol es sórdido y el día resplandece de puro inútil, alumbra de puro vacío, y en el cabeceo del mundo bajo un viento banal sólo veo la obcecación vegetal de la vida, su torpeza de planta ciega. El universo se rige siempre por la persistencia, nunca por la inteligencia. No tiene otra ley que la persistencia. Sólo el tedio mueve las nubes en el cielo y las olas en el mar.

Tuesday, November 28, 2006

Agonía

Soy el que ya comienza a no existir
y el que solloza todavía.
Qué cansancio ser dos inútilmente.

Se equivoca de camino

Se equivoca de camino aquel que busca agradar a este vano mundo, pues cuántas veces tiene que mostrar que goza cuando dentro de sí padece. Y en sus momentos más dulces parecer triste y amargo. Al ciego mundo debe complacer, y entregar sus profundidades y sus presentes a quien no merece recibirlos. Y a los errores de los ignorantes asentir con el látigo de sus mentiras.

Remordimiento

He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz. Que los glaciares del olvido me arrastren y me pierdan, despiadados. Mis padres me engendraron para el juego arriesgado y hermoso de la vida, para la tierra, el agua, el aire, el fuego. Los defraudé. No fui feliz. Cumplida no fue su joven voluntad. Mi mente se aplicó a las simétricas porfías del arte, que entreteje naderías. Me legaron valor. No fui valiente. No me abandona, siempre está a mi lado la sombra de haber sido un desdichado.

Te quiero porque no sos mía

No te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos..., te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invistas a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames..., me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado.

Habían soñado sueños distintos

Habían dormido con las cabezas tocándose y ahí, en esa inmediatez física, en la coincidencia casi total de las actitudes, las posiciones, el aliento, la misma habitación, la misma almohada, la misma oscuridad, el mismo tictac, los mismos estímulos de la calle y la ciudad, las mismas radiaciones magnéticas, la misma marca de café, la misma conjunción estelar, la misma noche para los dos, ahí estrechamente abrazados, habían soñado sueños distintos, habían vivido aventuras disímiles, el uno había sonreído mientras la otra huía aterrada, el uno había vuelto a rendir un examen de álgebra mientras la otra llegaba a una ciudad de piedras blancas... Durante mucho tiempo esperó un milagro, que el sueño que Talita iba a contarle por la mañana fuese también lo que él había soñado... Traveler siguió confiando y esperando cada vez menos. Los sueños volvieron, cada uno por su lado. Las cabezas dormían tocándose y en cada una se alzaba el telón sobre un escenario diferente. Traveler pensó irónicamente que parecían los cines contiguos de la calle Lavalle, y alejó del todo su esperanza. No tenía ninguna fe en que ocurriera lo que deseaba, y sabía que sin fe no ocurriría. Sabía que sin fe no ocurre nada de lo que debería ocurrir, y con fe casi siempre tampoco.

Déjame entrar

Y no le hablo con las palabras que sólo han servido para no entendernos, ahora que ya es tarde empiezo a elegir otras, las de ella, las envueltas en eso que ella comprende y que no tiene nombre, auras y tensiones que crispan el aire entre dos cuerpos... ¿Pero no hemos vivido así todo el tiempo, lacerándonos dulcemente? No, no hemos vivido así, ella hubiera querido pero una vez más yo volvía a sentar el falso orden que disimula el caos, a fingir que me entregaba a una vida profunda de la que sólo tocaba el agua terrible con la punta del pie. Hay ríos metafísicos, ella los nada como esa golondrina está nadando en el aire, girando alucinada en torno al campanario, dejándose caer para levantarse mejor con el impulso. Yo describo y defino y deseo esos ríos, ella los nada. Yo los busco, los encuentro, los miro desde el puente, ella los nada. Y no lo sabe, igualita a la golondrina. No necesita saber como yo, puede vivir en el desorden sin que ninguna conciencia de orden la retenga. Ese desorden que es su orden misterioso, esa bohemia del cuerpo y el alma que le abre de par en par las verdaderas puertas. Su vida no es desorden más que para mí, enterrado en prejuicios que desprecio y respeto al mismo tiempo. Yo, condenado a ser absuelto irremediablemente por la Maga que me juzga sin saberlo. Ah, dejame entrar, dejame ver algún día como ven tus ojos.

Vos sos como un testigo

Vos sos como un testigo, sos el que va al museo y mira los cuadros. Quiero decir que los cuadros están ahí y vos en el museo, cerca y lejos al mismo tiempo. Yo soy un cuadro, Rocamadour es un cuadro, Etienne es un cuadro, esta pieza es un cuadro. Vos creés que estás en esta pieza pero no estás. Vos estás mirando la pieza, no estás en la pieza.

Monday, November 27, 2006

Caballo de feria

Caballo de feria
sin paso
sin senda
sin rumbo
sin meta
pero un niño a cuestas.

Wednesday, November 22, 2006

¿hay mayor necedad?

Cien veces he querido suicidarme, pero me sentía con apego a la vida. Acaso esta ridícula flaqueza sea una de nuestras propensiones más funestas: ¿hay mayor necedad que empeñarse en llevar continuamente encima una carga que siempre anhela uno tirar por tierra; horrorizarse de su existencia y querer existir; acariciar la serpiente que nos devora hasta que nos haya comido el corazón?

Tristeza

Tristeza, pues yo soy tuyo
no dejes tú de ser mía.
Mira bien que me destruyo
con ver sólo a la alegría
pretendiendo hacerme suyo.

En el lugar equivocado en el momento equivocado

Pero conozco la historia y las leyendas. Y me han enseñado que, en los momentos importantes, siempre aparece alguien destinado a ser un héroe. Tal vez no lo esperaba, tal vez jamás soñó que caería sobre sus hombros semejante responsabilidad, tal vez simplemente estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. Pero estas cosas pasan.

La pantera

Tras los fuertes barrotes la pantera
repetirá el monótono camino
que es (pero no lo sabe) su destino
de negra joya, aciaga y prisionera.

Son miles las que pasan y son miles
las que vuelven, pero es una y eterna
la pantera fatal que en su caverna
traza la recta que un eterno Aquiles
traza en el sueño que ha soñado el griego.

No sabe que hay praderas y montañas
de ciervos cuyas trémulas entrañas
deleitarían su apetito ciego.

En vano es vario el orbe. La jornada
que cumple cada cual ya fue fijada.

¿Acaso lo pedí?

¿Acaso os pedí, Creador, desde mi arcilla, que me modelarais? ¿Acaso os solicité que me sacarais de las tinieblas?

Espeluy

Tarde plana en el tren. Vagón de no fumadores. Se incorporan viajeros. Se animan a hablar. Uno dice que viaja para poner orden en un asunto de familia, ajustar cuentas con alguien y dar un escarmiento.

Al acercarse a su destino afloran nervios. Saca un cigarro, lo enciende.

Miradas de soslayo, murmullos. Uno le recuerda que no puede fumar. Los demás se unen, forman un grupo, le exigen que apague el cigarro.

Tensión.

El hombre se levanta, planta cara al grupo, les reta a decidir quién va a quitarle el cigarro.

Viaja también una madre con su bebé. Esta mujer dirige al fumador una mirada tierna, como la que mostrará a su hijo cuando un día le sorprenda en una travesura. El niño también mira al fumador, y sonríe.

El hombre apaga el cigarro, se sienta. Vuelve la calma.

Tras el viaje dos personas estrechan sus manos, comparten perdón.

Hemorragia interna

Entra en la habitación del hospital como si temiera llegar tarde a una cita. Mira al enfermo y éste, tras la mascarilla y los tubos, reacciona con sorpresa. El visitante y el hombre encamado se estrechan las manos, fuerte, largamente, hablándose con la mirada. El silencio lo ocupa todo, así que la hija del enfermo tiene que salir. Fuera, la muchacha identifica a aquel hombre como el viejo amigo de su padre. Recuerda las charlas y risas de ambos, años atrás, cuando ella era pequeña. Ahora el visitante sale abatido al pasillo. Se acerca a la muchacha y dice: “Dejamos de hablarnos hace años. No recuerdo el motivo. Por una sandez…”. Se gira y echa a andar, haciendo gesto de despedirse con una mano y llevándose la otra a los ojos.

Tuesday, November 21, 2006

Despacio

Despacio porque no sé
dónde quiero ir.
Hay entre mí y mis pasos
una divergencia instintiva.
Hay entre quien soy y estoy
una diferencia de verbo
que se corresponde con la realidad.

Variación

Y al conocer a su hermana o a su padre o a otro familiar cercano descubrimos que lo que en la persona amada nos gusta y creemos tocado de gracia (la forma de la nariz, sus ojos, su mentón...), en su madre o en su hermano presenta un rasgo que reconocemos pero que está prolongado, con un añadido o variación que sobran y desagradan, como si fueran una caricatura del rostro que amamos.

Hijo soy

Hijo soy de mi hijo:
él me rehace.

Monday, November 20, 2006

El olvido te ocupa todo el tiempo

El olvido no es que algo se borre en la memoria,
el olvido te ocupa todo el tiempo, a la hora del trabajo o del aseo, cuando comes o rezas no te olvidas de olvidar.
nadie repite, no hay regresos, lo sabemos, pero no descanso de olvidarte,
me gasto cada noche entera contigo, olvidándote. Tú bien lejos y yo aquí contigo
Te expulso de mí, te exorcizo, te llamo a cada segundo para que salgas de mi alma, para que tu fantasma no me anule.
Ah, nuestros momentos de dicha quedan demasiado lejos y ya no me justifican los insomnios de este olvido minucioso.
Se me va un día entero olvidando cada minuto de nosotros.

Adiós

Muchachos
que nunca fuisteis compañeros de mi vida,
adiós.
Que no seréis nunca compañeros de mi vida,
adiós.
Mano de viejo mancha
el cuerpo juvenil si intenta acariciarlo.
Con solitaria dignidad el viejo debe
pasar de largo junto a la tentación tardía.
Qué dulce hubiera sido
en vuestra compañía vivir un tiempo:
Bañarse juntos en aguas de una playa caliente,
compartir bebida y alimento en una mesa,
sonreír, conversar, pasearse
mirando cerca, en vuestros ojos, esa luz y esa música.
Adiós, adiós, compañeros imposibles.

Disuelto

Ese vino al que me invitaste
ha disuelto las penas
de mi corazón.

Triste es

¡Hay tranta tristeza en recordar la alegría!

Mi pena

Mi pena es muy mala
porque es una pena
que yo no quisiera
que se me quitara.

Cuando llegue la primavera

Cuando llegue la primavera,
si ya me he muerto,
florecerán las flores del mismo modo
y los árboles no serán menos verdes que la primavera pasada.
La realidad no me necesita.
Siento una enorme alegría
al pensar que mi muerte no tiene ninguna importancia.

¿es que no habrá ningún plan?

Ir a un sentido de justicia universal es perderse; adaptando el principio de Fritz Müller de que la embriología de un animal reproduce su genealogía, o como dice Haeckel, que la ontogenia es una recapitulación de la filogenia, se puede decir que la psicología humana no es más que una síntesis de la psicología animal. Así se encuentran en el hombre todas las formas de la explotación y de la lucha: la del microbio, la del insecto, la de la fiera... Ese usurero que me has descrito, el tío Miserias, ¡qué de avatares no tiene en la zoología! Ahí están los acinétidos chupadores que absorben la sustancia protoplasmática de otros infusorios; ahí están todas las especies de aspergilos que viven sobre las sustancias en descomposición. Estas antipatías de gente maleante, ¿no están admirablemente representadas en ese antagonismo irreductible del bacilo del pus azul con la bacteridia carbuncosa?
-Sí, es posible -murmuró Andrés.
-Y entre los insectos, ¡qué de tíos Miserias!, ¡qué de Victorios!, ¡qué de Manolos los Chafandines no hay! Ahí tienes el ichneumon, que mete sus huevos en una lombriz y la inyecta una sustancia que obra como el cloroformo; el sphex, que coge las arañas pequeñas, las agarrota, las sujeta y envuelve en la tela y las echa vivas en las celdas de sus larvas para que las vayan devorando; ahí están las avispas, que hacen lo mismo arrojando al spoliarium que sirve de despensa para sus crías, los pequeños insectos paralizados por un lancetazo que les dan con el aguijón en los ganglios motores; ahí está el estafilino que se lanza a traición sobre otro individuo de su especie, le sujeta, le hiere y le absorbe los jugos; ahí está el meloe, que penetra subrepticiamente en los panales de las abejas, se introduce en el alvéolo en donde la reina pone su larva, se atraca de miel y luego se come a la larva; ahí está...
-Sí, sí, no siga usted más; la vida es una cacería horrible.
-La naturaleza, cuando trata de reventar a uno, lo revienta a conciencia. La justicia es una ilusión humana; en el fondo todo es destruir, todo es crear. Cazar, guerrear, digerir, respirar, son formas de creación y de destrucción al mismo tiempo.
-Y entonces, ¿qué hacer? -murmuró Andrés-. ¿Ir a la inconsciencia? ¿Digerir, guerrear, cazar, con la serenidad de un salvaje?
-¿Crees tú en la serenidad del salvaje? -preguntó Iturrioz-. ¡Qué ilusión! Eso también es una invención nuestra. El salvaje nunca ha ido sereno.
-¿Es que no habrá ningún plan para vivir con cierto decoro? -preguntó Andrés.
-El que lo tiene es porque ha inventado uno para su uso. Yo hoy creo que todo lo natural, que todo lo espontáneo es malo; que sólo lo artificial, lo creado por el hombre, es bueno. Si pudiera viviría en un club de Londres, no iría nunca al campo sino a un parque, bebería agua filtrada y respiraría aire esterilizado...
Andrés ya no quiso atender a Iturrioz, que comenzaba a fantasear por entretenimiento. Se levantó y se apoyó en el barandado de la azotea.
Sobre los tejados de la vecindad revoloteaban unas palomas; en un canalón grande corrían y jugueteaban unos gatos.
Andrés se fue a la calle.
¿Qué hacer? ¿Qué dirección dar a la vida? -se preguntaba con angustia. Y la gente, las cosas, el sol, le parecían sin realidad ante el problema planteado en su cerebro.

Que yo no tengo la culpa

Que yo no tengo la culpa,
que la culpa es de la tierra
y de ese olor que le sale
de los pechos y las trenzas.

Thursday, November 16, 2006

noción

Querido padre: (...) Siempre me ha resultado incomprensible tu absoluta insensibilidad para el dolor y la vergüenza que podías infligirme con tus palabras y tus valoraciones. Era como si no tuvieses noción de tu poder.

Wednesday, November 15, 2006

Qué hará ese

¿Qué hará ese en medio del campo,
escribiendo en medio del campo,
que ha parado su coche
y se ha puesto a escribir,
ése que a lo mejor soy yo?

Domestícame

Fue entonces cuando apareció el zorro:

-Buen día -dijo el zorro.

-Buen día –respondió cortésmente el principito, que se dio vuelta pero no vio a nadie.

-Estoy aquí –dijo la voz–, bajo el manzano...

-¿Quién eres? –dijo el principito. –Eres muy hermoso...

-Soy un zorro –dijo el zorro.

-Ven a jugar conmigo –le propuso el principito. –Estoy tan triste...

-No puedo jugar contigo –dijo el zorro. –No estoy domesticado.

-Ah, perdón –dijo el principito.

Pero, después de reflexionar, agregó:

-¿Qué significa "domesticar"?

-Es algo demasiado olvidado –dijo el zorro. –Significa "crear lazos...".

-¿Crear lazos?

-Claro –dijo el zorro. –Todavía no eres para mí más que un niño parecido a otros cien mil niños. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro parecido a otros cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Y yo seré para ti único en el mundo... Mi vida es monótona. Yo cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen, y todos los hombres se parecen. Me aburro, por eso, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida resultará como iluminada. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los demás. Los otros pasos me hacen volver bajo tierra. Los tuyos me llamarán fuera de la madriguera, como una música. Y además, mira: ¿Ves, allá lejos, los campos de trigo? Yo no como pan. El trigo para mí es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. Y eso es triste. Pero tú tienes cabellos color de oro. Entonces, cuando me hayas domesticado será maravilloso. El trigo, que es dorado, me hará recordarte. Y me agradará el ruido del viento en el trigo...

-¿Qué hay que hacer? –dijo el principito.

-Hay que ser muy paciente –respondió el zorro. –Te sentarás al principio más bien lejos de mí, así, en la hierba. Yo te miraré de reojo y no dirás nada. El lenguaje es fuente de malentendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...

Al día siguiente el principito regresó.

-Hubiese sido mejor regresar a la misma hora –dijo el zorro. –Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, ya desde las tres comenzaré a estar feliz. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. Al llegar las cuatro, me agitaré y me inquietaré; descubriré el precio de la felicidad. Pero si vienes en cualquier momento, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón...

Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se aproximó la hora de la partida:

-Ah -dijo el zorro... -Voy a llorar.

-Es culpa tuya –dijo el principito-, yo no te deseaba ningún mal pero quisiste que te domesticara.

-Claro –dijo el zorro.

-¡Pero vas a llorar! –dijo el principito.

-Claro –dijo el zorro.

-Entonces no ganas nada.

-Sí gano –dijo el zorro–, a causa del color del trigo.

Tuesday, November 14, 2006

El gozo

La del alba sería cuando Don Quijote salió de la venta, tan contento, tan gallardo, tan alborozado por verse ya armado caballero, que el gozo le reventaba por las cinchas del caballo.

¿Está en ti, noche negra?

El corazón
que tenía en la escuela
donde estuvo pintada
la cartilla primera,
¿está en ti,
noche negra?

(Frío, frío,
como el agua
del río)

El primer beso
que supo a beso y fue
para mis labios niños
como la lluvia fresca,
¿está en ti,
noche negra?

(Frío, frío,
como el agua
del río)

Mi primer verso.
La niña de las trenzas
que miraba de frente,
¿está en ti,
noche negra?

(Frío, frío,
como el agua
del río.)

Pero mi corazón
roído de culebras,
el que estuvo colgado
del árbol de la ciencia,
¿está en ti,
noche negra?

(Caliente, caliente,
como el agua
de la fuente.)

Mi amor errante,
castillo sin firmeza,
de sombras enmohecidas,
¿está en ti,
noche negra?

(Caliente, caliente,
como el agua
de la fuente.)

¡Oh gran dolor!
Admites en tu cueva
nada más que la sombra.
¿Es cierto,
noche negra?

(Caliente, caliente,
como el agua
de la fuente.)

de la guitarra

Empieza el llanto de la guitarra.
Se rompen las copas de la madrugada.
Es inútil callarla,
es imposible callarla.
Llora por cosas lejanas.
Llora monótona como llora el agua,
como llora el viento sobre la nevada.
Llora flecha sin blanco,
tarde sin mañana
y el primer pájaro muerto
sobre la rama.
Oh guitarra, corazón malherido
por cinco espadas

En la garganta

Me da su arado en el pecho
y su vida en la garganta

Tu nombre

Yo pronuncio tu nombre
en esta noche oscura
y tu nombre me suena
más lejano que nunca.

Una mujer morena

Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre tu cuna.

Monday, November 13, 2006

Quienquiera que no seas

Dog, Soid, Brausen, Elohim, quienquiera que no seas y dondequiera que no estés, señor de las bestias y de los gusanos, legislador de océanos y muchedumbres aniquiladas de hombres, dueño insensato de la ironía y de la destrucción y del azar, tú que la hiciste a la medida exacta de todos mis deseos, que modelaste su cara y sus manos y sus tobillos y la forma de sus pies, que me engendraste a mí y que me fuiste salvando día a día para que me hiciera hombre y la necesitara y la encontrara, no permitas que ahora la pierda, que me envenene el miedo o la costumbre de la decepción, guárdala para mí igual que guardaste a sus mayores para que la trajeran al mundo, y si a pesar de todo me la vas a quitar, no permitas la lenta degradación ni la mentira, fulmíname en el primer minuto de rencor o de tedio, que me quede sin ella y sufra como un perro pero que no me degrade confortablemente a su lado, que no haya tregua ni consuelo ni vida futura para ninguno de los dos, que las manos se nos vuelvan ortigas y tengamos que mirarnos el uno al otro como dos figuras de cera con los ojos de cristal, pero si es posible, concédenos el privilegio de no saciarnos jamás, alúmbranos y ciéganos, dicta para nosotros un porvenir del que por primera vez en nuestras vidas ya no queramos desertar.

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Monday, November 06, 2006

Para que yo me llame

Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.

Thursday, November 02, 2006

En la plaza

Hermoso es, hermosamente humilde y confiante, vivificador y profundo,
sentirse bajo el sol, entre los demás, impelido,
llevado, conducido, mezclado, rumorosamente arrastrado.
No es bueno
quedarse en la orilla
como el malecón o como el molusco que quiere calcáreamente imitar a la roca,
sino que es puro y sereno arrasarse en la dicha
de fluir y perderse,
encontrándose en el movimiento con que el gran corazón de los hombres palpita extendido.
Como ése que vive ahí, ignoro en qué piso,
y le he visto bajar por las escaleras
y adentrarse valientemente entre la multitud y perderse.
La gran masa pasaba, pero era reconocible el diminuto corazón afluido.
Allí, ¿quién lo reconocería? Allí con esperanza, con resolución o con fe, con temeroso denuedo,
con silenciosa humildad, allí él también
transcurría.
Era una gran plaza abierta, y había olor de existencia.
Un olor a gran sol descubierto, a viento rizándolo,
un gran viento que sobre las cabezas pasaba su mano,
su gran mano que rozaba las frentes unidas y las reconfortaba.
Y era el serpear que se movía
como un único ser, no sé si desvalido, no sé si poderoso,
pero existente y perceptible, pero cubridor de la tierra.
Allí cada uno puede mirarse y puede alegrarse y puede reconocerse.
Cuando, en la tarde caldeada, solo en tu gabinete,
con los ojos extraños y la interrogación en la boca,
quisieras algo preguntar a tu imagen,
no te busques en el espejo,
en un extinto diálogo en que no te oyes.
Baja, baja despacio y búscate entre los otros.
Allí están todos, y tú entre ellos.
Oh, desnúdate y fúndete, y reconócete.
Entra despacio, como el bañista que, temeroso, con mucho amor y recelo al agua,
introduce primero sus pies en la espuma,
y siente el agua subirle, y ya se atreve, y casi ya se decide.
Y ahora con el agua en la cintura todavía no se confía.
Pero él extiende sus brazos, abre al fin sus dos brazos y se entrega completo.
Y allí fuerte se reconoce, y se crece y se lanza,
y avanza y levanta espumas, y salta y confía,
y hiende y late en las aguas vivas, y canta, y es joven.
Así, entra con pies desnudos. Entra en el hervor, en la plaza.
Entra en el torrente que te reclama y allí sé tú mismo.
¡Oh pequeño corazón diminuto, corazón que quiere latir
para ser él también el unánime corazón que le alcanza!

Tuesday, October 31, 2006

El entierro

Al entierro de una hoja muerta
van dos caracoles
Tienen la concha negra
crespones alrededor de los cuernos
Van por la tarde
una preciosa tarde de otoño
Desgraciadamente cuando llegan
es ya primavera
Las hojas que estaban muertas
han resucitado
y los dos caracoles
se hallan muy decepcionados
Pero he ahí el sol
el sol que les dice
Tomaos la molestia
la molestia de sentaros
Tomad un vaso de cerveza
si os lo pide el cuerpo
Tomad si os apetece
el autocar para París
Saldrá esta tarde
veréis el país
Pero no os pongáis de luto
soy yo quien os lo dice
Ennegrece el blanco de los ojos
y además afea
Las historias de ataúdes
son tristes, no son bonitas
Retomad vuestros colores
los colores de la vida
Entonces todos los animales
los árboles y las plantas
se ponen a cantar
a cantar a voz en grito
la verdadera canción viva
la canción del verano
Y todo el mundo a beber
todo el mundo a brindar
Es una preciosa tarde
una precisa tarde de verano
y los dos caracoles
vuelven a sus casas
Van emocionados
van contentísimos
Como han bebido mucho
titubean un poquito
Pero en lo alto en el cielo
vela por ellos la luna.

Tuesday, October 24, 2006

El viajero perfecto

El viajero perfecto
es el que ignora
adónde
desde dónde
por qué
y sobre todo
para qué viaja.

Qué gran palabra

Libertad:
qué gran palabra
para el preso.
Carcelero,
tú nunca podrás
gozarla.

Campo abierto

Ríos que brillan a lo lejos
y abajo la carretera que se pierde
por la que avanza ese camión
del que nunca sabrás nada
carretera que parte el mundo
exactamente en dos mitades.

Monday, October 23, 2006

Un hombre pasa

Un hombre pasa con un pan al hombro.
¿Voy a escribir, después, sobre mi doble?

Otro se sienta, ráscase, extrae un piojo de su axila, mátalo.
¿Con qué valor hablar del psicoanálisis?

Otro ha entrado a mi pecho con un palo en la mano.
¿Hablar luego de Sócrates al médico?

Un cojo pasa dando el brazo a un niño.
¿Voy, después, a leer a André Breton?

Otro tiembla de frío, tose, escupe sangre.
¿Cabrá aludir jamás al Yo profundo?

Otro busca en el fango huesos, cáscaras.
¿Cómo escribir, después, del infinito?

Un albañil cae de un techo, muere y ya no almuerza.
¿Innovar, luego, el tropo, la metáfora?

Un comerciante roba un gramo en el peso a un cliente.
¿Hablar, después, de cuarta dimensión?

Un banquero falsea su balance.
¿Con qué cara llorar en el teatro?

Un paria duerme con el pie a la espalda.
¿Hablar, después, a nadie de Picasso?

Alguien va en un entierro sollozando.
¿Cómo luego ingresar a la Academia?

Alguien limpia un fusil en su cocina.
¿Con qué valor hablar del más allá?

Alguien pasa contando con los dedos.
¿Cómo hablar del no-yo sin dar un grito?

Las únicas

He bajado millones de escaleras dándote el brazo.
Contigo las bajé porque sabía que, de ambos,
las únicas pupilas verdaderas
eran las tuyas.

Thursday, October 19, 2006

Acaso ni ellos

Los dioses
dan vida y no verdad, y acaso
ni ellos mismos
conozcan la verdad

Por ese día

Yo levanto mi copa
por ese día que no llega nunca
pero que es lo único
de que realmente disponemos.

Desayuno

Ha puesto café
en la taza
Ha puesto leche
en la taza de café
Ha puesto azúcar
en el café con leche
Con la cucharilla
lo ha removido
Ha bebido el café con leche
Ha dejado la taza
sin hablarme
Ha encendido
un cigarro
Ha hecho círculos
con el humo
Ha dejado la ceniza
en el cenicero
Sin hablarme
sin mirarme
se ha levantado
Se ha puesto
el sombrero en la cabeza
Se ha puesto
su gabardina
porque llovía
Y se ha marchado
bajo la lluvia
sin una palabra
Y yo, yo he puesto
mi cabeza en mi mano
y he llorado.

Wednesday, October 18, 2006

Tres cerillas

Tres cerillas encendidas de noche una a una
La primera para ver tu cara entera
La segunda para ver tus ojos
La última para ver tu boca
Y la oscuridad toda entera para recordarlo
abrazándote.

Tuesday, October 17, 2006

A veces

A veces tengo ganas de ser un cursi
para decir: La amo a usted con locura.
A veces tengo ganas de ser tonto
para gritar: ¡La quiero tanto!
A veces tengo ganas de ser un niño
para llorar acurrucado en su seno.
A veces tengo ganas de estar muerto
para sentir, bajo la tierra húmeda de mis jugos,
que me crece una flor rompiéndome el pecho,
una flor, y decir: Esta flor,
para usted.

Monday, October 16, 2006

Estuvieron aquí

MusicaServicios LocalesContadorsAnuncios ClasificadosViajes

No existe

No existe, no tiene forma.
Aún no sufre los penosos
contornos de lo creado.

Miedos

Miedo a quedarme dormido
Miedo a no poder dormir
Miedo al futuro
Miedo a que regrese el pasado
Miedo a quedarme sin dinero
Miedo a tener mucho y ser envidiado
Miedo a llegar tarde
Miedo a llegar antes que los demás
Miedo de que me derribe una llamada telefónica
Miedo de que nadie llame
Miedo de que muera mi madre
Miedo a tener que vivir con mi madre durante su vejez y la mía
Miedo a no amar
Miedo a sufrir por amor
Miedo a morir
Miedo a vivir demasiado tiempo
Miedo miedo miedo miedo

Canción del carcelero

Dónde vas buen carcelero
con esa llave manchada de sangre
Voy a liberar a la que amo
si aún queda tiempo
y a la que encerré
tiernamente cruelmente
en lo más secreto de mi deseo
en lo más profundo de mi tormento
en las mentiras del porvenir
en las idioteces de los juramentos
Voy a soltarla
quiero que sea libre
incluso para olvidarme
incluso para irse
incluso para volver
y aun para amarme
o amar a otro
si otro le gusta
Y si me quedo solo
y ella se marchó
guardaré solamente
guardaré siempre
en mis dos manos cruzadas
hasta el fin de mis días
la dulzura de sus senos modelados por el amor.

El gorro

He metido mi gorro militar en la jaula
y he salido con el pájaro en la cabeza
Entonces
ya no se saluda
ha preguntado el comandante
No
ya no se saluda
ha contestado el pájaro
Ah bueno
perdone creí que se saludaba
ha dicho el comandante
Está perdonado todo el mundo puede equivocarse
ha dicho el pájaro.

Friday, October 13, 2006

No quiero

No quiero que te vayas
ni que te quedes
ni que me lleves contigo
ni que me dejes.
Quiero tan sólo...
Pero no quiero nada
y lo quiero todo.

Monday, October 09, 2006

Para ti mi amor

Fui al mercado de pájaros
y compré pájaros
para ti
mi amor.

Fui al mercado de flores
y compré flores
para ti
mi amor.

Fui al mercado de chatarra
y compré cadenas
pesadas cadenas
para ti
mi amor.

Friday, October 06, 2006

Sobre la tumba del soldado

Sobre la tumba del soldado
ha brotado una higuera
y en su rama más alta
un pájaro parece trinar
en su idioma:
-Maldita sea la guerra
y quien mandó hacerla.

Wednesday, October 04, 2006

Dice no con la cabeza

Dice no con la cabeza
pero dice sí con el corazón
dice sí a quienes quiere
dice no al profesor
está de pie le preguntan
le plantean todos los problemas
de pronto estalla en risas
y lo borra todo
los números y las palabras
los datos y los nombres
las frases y las trampas
y sin prestar atención al enfado del maestro
ni a los gritos de los niños-prodigio
con tizas de todos los colores
sobre la pizarra de la desgracia
dibuja la cara de la felicidad.

Thursday, September 21, 2006

¿Hasta cuándo?

¿Hasta cuándo voy a ignorar vuestros nombres? Qué inesperadas, qué resueltas, qué sencillas las yerbas ignoradas.

Ahora que te has ido

Ahora que te has ido
fumaré cuanto quiera
comeré bollos con mantequilla y tocino
holgazanearé todo el rato
seré indulgente conmigo mismo
Pero hay algo que no haré
No dormiré sin ti en nuestra cama
A partir de ahora dormiré
en el sofá roto de mi estudio.

Monday, September 18, 2006

Con tu ausencia

¡Qué paseo de noche
con tu ausencia a mi lado!
Me acompaña el sentir
que no vienes conmigo.

Tuesday, September 05, 2006

Pero déjame, madre

Pero déjame, madre, que te cuente dónde está el palacio de mi rey. Está en aquel rincón de nuestra terraza, dentro de tu maceta de albahaca.

Monday, July 31, 2006

Donde no llegué

valles que nunca veré
ciudades que no visitaré en mi vida
lenguas que no podré aprender
libros que no leeré nunca
personas con quienes jamás me cruzaré…
tal vez debiera
pediros disculpas
por mi finitud.

Una pequeña parte

Una pequeña parte
soy yo
y el resto soy
lo que han querido
que sea.

Lazos

Lazos que sostienen
pero también atan
porque hacen que nos dañe
dañar
a quien amamos.

Dos listas

Una lista de todas
las cosas que te indignan.
Y luego otra de aquéllas
ante las que
te encoges de hombros.

Muchos nombres

Distintos son los hombres y distintas las hablas
y han convenido muchos nombres
en un solo amor.

Friday, July 28, 2006

El pozo

¡ El pozo ! ... , ¡qué palabra tan honda, tan verdinegra, tan fresca, tan sonora! Parece que es la palabra la que taladra, girando, la tierra oscura, hasta llegar al agua fría.

Un gran honor

Salí del hospital
contigo en una cesta y
señalando hacia arriba
dije:
querida niña,
es para mí un gran honor
presentarte
el sol.

Me niego

Me niego a salir
de mi asombro.

Un regalo

Mi gato me ha traído
un gorrión destripado
y le he dicho gracias
sinceramente
nunca me han regalado
algo tan valioso.

Wednesday, July 26, 2006

¿Podré?

¿Podré?
¿Podré
poder?
¿Seré capaz
de ser
capaz?

Ordeno y mando

Ordeno recordar
y al punto me obedezco
pero mando olvidarte
y me llevo la contraria.

Olvidar

Olvidar aquellos ojos
que a veces asediaban
a golpes de por qué
el corazón de la alegría.

Debes amar

Debes amar el tiempo de los intentos.

Un hueco

A despecho de tanto herirse
(ancestral lucha
por cazar
por no ser comido
por el territorio
por las hembras…)
quedó un extraño
un diminuto hueco
para albergar
ternura

Tuesday, July 25, 2006

Y ahora

Y ahora descubro
inútilmente
que también sin posesión
sin fuego incluso
te amaba.

Me juzgo

Me juzgo y condeno
sin remisión
ni clemencia
porque es falso que se pueda
perdonar a uno mismo.

Monday, July 24, 2006

Con

Con sus labios le reprobaba.
Con sus ojos le comprendía.

Hedor

En mi alma podrida atufa
el hedor a triunfo.

Apretar

Apretar la Tierra
hasta hacerla del tamaño
de un corazón.

Esa isla desierta

Esa isla desierta
que somos cada uno de nosotros
rodeada de nosotros por todas partes
de manera que no hay manera de llegar.

Lo que pasa

Lo que pasa es lo que no me pasa.
¿Qué es lo que me pasa, Dios mío?
Que no me pasa nada.

Así que era posible

¡Así que era posible
ponerlo en palabras!

Cierro los ojos

Cierro los ojos e imagino
todas las veces que te he imaginado.

Este pasado

Este pasado
que se niega a
pasar.

Un gato

Un gato corre
sobre la nieve
y me regala
sus huellas.

Sin odio

Ya no llevo
puñales en los ojos.

Estoy dentro

Estoy dentro de él, así que nunca lo veo. A veces me lo encuentro de frente, cuando paso (pasa) ante un espejo, pero rápidamente desvío la mirada. Me cuesta aceptar que va conmigo a todas partes. Me resisto a asumir que soy él.

Soy

Soy el dueño de mi destino,
soy el capitán de mi alma.

Trenes

De noche veo luces de trenes
y pienso que quizá
me equivoqué
no subiendo a uno.

Friday, July 21, 2006

La aurora

Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.

Palíndromo

Soy yos.

La flor niña

La flor niña.

Viene

Viene de la niebla
y en la niebla desaparece.

Thursday, July 20, 2006

Menos tu vientre

Menos tu vientre todo es confuso.

Quiero

Quiero sacar de ti tu mejor tú.

Emisario soy

Emisario soy de un rey desconocido
cumpliendo instrucciones que ignoro.

Todas las cosas

Todas las cosas dicen que no estás
en las tardes que te han sobrevivido.

Sal

Sal fuera de ti.

Apago la luz

Apago la luz y la oscuridad
paciente y acogedora
maternalmente me recibe.

Refacción

Derribo mi soy.
Sobre escombro y
con piedras de su ruina
levanto mi seré.

Wednesday, July 19, 2006

Aunque abandones

Aunque abandones,
alimentaré el fuego
que tú encendiste.

Epílogo

Estos días azules y este sol de la infancia.

Por qué

¿Por qué está siempre la tristeza
en el fondo de la alegría?

Un dolor

Un dolor que se enciende
y apaga los otros dolores.

Todas las cosas

Todas las cosas que me entristecen,
todas las cosas que me hicieron sufrir
brillan ahora transformadas
en este rayo de sol.

Recuerdo

Recuerdo
qué poco amé
a quien me amó
y entonces siento ganas de partir
hacia donde siempre nos esperan
con los brazos abiertos
puertos sin naves
de regreso.