Monday, April 23, 2007

Como a un solo ser

A las cinco del día, en el invierno,
mi madre iba hasta el borde de mi cama
y me llamaba por mi nombre
y acariciaba mi rostro hasta despertarme.

Yo salía a la calle y aún no amanecía
y mis ojos parecían endurecerse de frío.

No era justo, aunque era hermoso
ir por las calles y escuchar mis pasos
y sentir la noche de los que dormían
y comprenderlos como a un solo ser,
como si descansaran de la misma existencia,
todos en el mismo sueño.

Monday, April 16, 2007

Que vengan

Las tres
de la madrugada.
Que vengan
esas grandes preguntas,
que ya tengo mis respuestas:
El viento
y la luvia
ahí fuera,
y aquí
al lado
tu respiración.

Friday, April 13, 2007

Tiempo

¿Quién puede vigilar siempre su pensamiento?

Todo parece que me desconoce. Qué extraño me siento... Veo toda la naturaleza como algo mío y ella me mira toda como algo ajeno, la flor, el vuelo, el mal olor, el mosquito. La sombra, la luz, la huida, ¿la llegada? ¿De quién huyo, qué me espera, a quién voy, naturaleza?

Nuestra vida entera no es más que una representación teatral en la luz del sol, la única comedia o tragedia que es al mismo tiempo teatro y verdad. Y qué verdad tan triste para el que es, al mismo tiempo, actor y espectador consciente. Y ¿cómo este actor, este espectador consciente ha de ser alegre ni gritón, sino melancólico y callado?

Me quedo fijo como aunado al resto, sin sensación de materia ajena ni propia. Como agua en agua; un todo que no se cambia. A esta hora mi ser es como una playa sola en la oscuridad, y el tiempo total de mi vida me invade como un mar que ha hecho serenidad todos mis naufragios. Cada recuerdo rompe en mí como una ola, una onda inmensa, y me llega hasta el último poro de mi totalidad saturándome de su sustancia condensada. Un recuerdo, otro, otro, con un ritmo lento y constante. No soy más que percepción, entrada, y el mundo restante invasión, salida en mí.

La inteligencia, que sólo ha servido para desviar lo natural en tantas cosas al hombre, ¿qué superioridad le ha dado al hombre sobre la bestia? Feliz el animal y desgraciado el hombre, fatalmente heredero ya para siempre del pecado original de la inteligencia.


(TIEMPO, de JUAN RAMÓN JIMÉNEZ. pasajes seleccionados por lucía cevallos espíndola)

Wednesday, April 11, 2007

Espacio

Los dioses no tuvieron más sustancia de la que tengo yo.

¿Por qué comemos y bebemos otra cosa que luz o fuego?

Y el idioma, ¡qué confusión!, qué cosas nos decimos sin saber lo que nos decimos.

¿Dónde está, matemático celeste, la suma que es el todo y que no acaba?

Esa música que suena en el fondo de todo, más allá; ella es la que me llama desde el mar, por la calle, en el sueño.

El mar no es más que gotas unidas, ni el amor que murmullos unidos, ni tú, cosmos, que cosmillos unidos. Lo más bello es el átomo último, el solo indivisible, y que por serlo no es ya más pequeño.

El riachuelo iba hablando bajo por aquel barranco, entre las tumbas, casas de las laderas verdes; valle dormido, valle adormilado. Todo estaba en su verde, en su flor.

Cómo se burla la naturaleza del hombre, de quien no la comprende como es.

Infancia, niño vuelvo a ser y soy, perdido, tan mayor, en lo más grande.

En el alambre de lo azul, el gorrión universal cantaba.

El sol estaba dentro de la luna y de mi cuerpo, el sol presente, el sol que nunca más me dejaría los huesos solos, sol en sangre y él.

En el principio fue el Destino, padre de la Acción y abuelo o bisabuelo o algo más allá, del Verbo.

Dentro de mí hay uno que está hablando, hablando, hablando ahora. No lo puedo callar, no se puede callar. Yo quiero estar tranquilo con la tarde, esta tarde de loca creación (no se deja callar, no lo dejo callar). Quiero el silencio en mi silencio, y no lo sé callar a éste, ni se sabe callar. ¡Calla, segundo yo, que hablas como yo y que no hablas como yo; calla, maldito!

Memoria son los sueños, pero no voluntad ni inteligencia.

Allí la vida está más cerca de la muerte, la vida que es la muerte en movimiento, porque es la eternidad de lo creado, el nada más, el todo, el nada más y el todo confundidos.

Conciencia… Conciencia, yo, el tercero, el caído, te digo a ti (¿me oyes, conciencia?). Cuando tú quedes libre de este cuerpo, cuando te esparzas en lo otro (¿qué es lo otro?), te acordarás de mí con amor hondo; ese amor hondo que yo creo que tú, mi tú y mi cuerpo se han tenido tan llanamente, con un convencimiento doble que nos hizo vivir un convivir tan fiel como el de un doble astro cuando nace en dos para ser uno? ¿Y no podremos ser por siempre, lo que es un astro hecho de dos?

¿No te apena dejarme? Y por qué te has de ir de mí, conciencia? ¿No te gustó mi vida? … ¿Qué sustancia le pueden dar los dioses a tu esencia, que no pudiera darte yo? … ¿Y te has de ir de mí tú, tú a integrarte en un dios, en otro dios que éste que somos mientras tú estás en mí?

(de ESPACIO, de JUAN RAMÓN JIMÉNEZ. pasajes seleccionados por saiz de marco)

Monday, April 02, 2007

El mal no es estridente

El mal no es estridente. No rechina. Lo aceptamos con silencio sumiso, con naturalidad. El mal es sostenible, amortizable.