Friday, March 28, 2008

Pero no lo hicieron

Aún recuerdo los caballos
bajo la luna
aún recuerdo dar a los caballos
azúcar
terrones de azúcar blancos
casi como de hielo,
tenían cabezas
como de águila
peladas cabezas que podían morder
y no lo hacían.
los caballos eran más reales
que mi padre
más reales que Dios
y podían haberme pisado
pero no lo hicieron
podían haberme hecho cualquier cosa horrible
pero no lo hicieron
yo aún no tenía 5 años
pero me acuerdo;
dios mío qué fuertes y buenas
aquellas lenguas rojas que babeaban
desde sus almas.

Y dándote la espalda

Y dándote
la espalda dicta leyes, propaga ideas,
enciende el pecho de los soldados,
mata continentes de hambre, y te inspira
a ti el deseo de un Audi. Rojo,
con los asientos de piel. Y de quién
era esa piel.

Thursday, March 20, 2008

Confesión

Esperando la muerte
como un gato
que va a saltar sobre
la cama

me da tanta pena
mi mujer

Ella verá este
cuerpo
blanco
rígido
Lo zarandeará una vez y luego
quizás
otra:

¡ Hank !

Hank no
responderá.

No es mi muerte lo que
me preocupa, es mi mujer
que se quedará con este
montón de
nada.

Quiero que
sepa
sin embargo
que todas las noches
que he dormido a su lado

incluso las discusiones
más inútiles
siempre fueron
algo espléndido

Y esas difíciles
palabras
que siempre temí
decir
pueden decirse
ahora:

Te amo.

Monday, March 17, 2008

Cansado

Cansado estoy de verte
mundo extraño
prestigio del dolor
exactitud de la mentira
corona turbia
de los estercoleros habitados

Monday, March 03, 2008

Es difícil entender

Es difícil entender qué valor se adensa en un beso cuando es todos los besos y al mismo tiempo la única cifra, qué peso específico comprime pero revalida cierta fe, por decir algo, en tu línea de universo cuando un hombre y una mujer toman la decisión de circunvalar una ciudad en silencio. Hay algo en el silencio que llama al frío; no así al calor, que agita sin romper la barrera del sonido y amplifica las palabras, sobre todo cuando se unen los cuerpos de quienes se aman. Después te quedabas muda todas las noches durante horas mirándome. Qué clase de muerto o frío era yo ya entonces, te digo. Quiero pensar que no veías en mí este final de zapatos helados, de barcos detenidos que vimos al llegar a la línea de costa, de bobinas interminables de fibra óptica ciega aún o durmiendo. Pero tampoco veías ese big bang que, lo dicen los cosmólogos, era espuma cuántica, caos de masas solitarias cegadas por la utopía de un futuro Universo perfecto (Después se desvió para dar lugar a la Tierra, al cero cósmico, al hombre y su residuo de amor).

¿Por qué?

¿Por qué nos haces creer
en la lógica,
en el orden,
y más tarde nos embistes
con dentelladas de absurdo?

¿Por qué insuflas ese pálpito
de justicia,
de equilibrio,
y luego hieres el mundo
con tus garras arbitrarias?

¿Por qué nos haces proclives
al amor,
a la esperanza,
y después nos vapuleas
con tus puños siderales?