Saturday, May 24, 2008

Cuando ella venga a verme

Cuando ella venga a verme quisiera estar despierto. Poder oír sus pasos, sentir cómo se acerca.

Cuando llegue a mi lado, me gustaría decirle:

Pero yo te conozco: ya estuve antes en ti. Fue antes de haber nacido. Yo sé lo que es ser nada. Yo sé lo que es no ser.

Y también le diría:

No sé si te anticipas. No sé si te retrasas.

De un lado, estoy cansado. Se me hace largo esto: las heridas, las pérdidas, el desgaste, el sudor…

De otro lado, querría disponer de más vida. Devorar otros libros, aprender otras lenguas, andar otros caminos, subir otras montañas… Tal vez sean demasiadas las cosas que me gustan. Todas juntas no caben en unas cuantas décadas (aunque es verdad que de eso tú no tienes la culpa).

Y además está el hecho de tener que irme así: Se hace raro pensar que aquí seguirán otros: respirando, riendo, sufriendo, despertándose en aquellas mañanas que no conoceré.

Mandas que te acompañe y te da igual que lo haga dejando cabos sueltos. (Aunque, si permitieras que ahora anude estos hilos, me dejaría otras cuerdas abiertas, desatadas…)

Está bien, muerte, vamos. Condúceme a la Nada. Anhelo, en cierto modo, reencontrarme con ella.

Cuando la vea de frente me gustará acercarme, sentarme en su regazo, descansar de ser alguien.

Tal vez entonces ella me abrace como a un hijo. (¿No fue acaso la Nada quien nos engendró un día?)

Yo confío en que la Nada -en su corazón hueco, inmaterial, vacío-… sí, yo espero que la Nada, en el fondo, nos ame.

3 comments:

indecible said...

pOR sAIZ DE mARCO

Anonymous said...

Es muy lindo poema.

esteban said...

me gustan mucho tus textos, entra a mi blog soulmagnets.blogspot.com :D