Thursday, January 08, 2009

Límite

La mujer se ha perfeccionado.
Su cuerpo
muerto luce la sonrisa del acabamiento.
La ilusión de un anhelo griego
fluye por las volutas de su toga.
Sus pies
descalzos parecen decir:
Hasta aquí hemos llegado, se acabó.
Cada niño muerto, enroscado en sí,
una serpiente blanca, uno a cada lado de
su jarrita de leche, ya vacía.
Ella los ha plegado
de nuevo hacia su cuerpo, como se cierran
los pétalos de una rosa cuando el jardín
se despereza y los aromas sangran
de las dulces y profundas gargantas de la flor de la noche.
La luna no tiene por qué entristecerse.
Está acostumbrada a ver este tipo de cosas,
oculta bajo su capuchón de hueso,
arrastrando sus vestiduras negras y crepitantes.

1 comment:

indecible said...

pOR sYLVIA pLATH