Friday, April 13, 2007

Tiempo

¿Quién puede vigilar siempre su pensamiento?

Todo parece que me desconoce. Qué extraño me siento... Veo toda la naturaleza como algo mío y ella me mira toda como algo ajeno, la flor, el vuelo, el mal olor, el mosquito. La sombra, la luz, la huida, ¿la llegada? ¿De quién huyo, qué me espera, a quién voy, naturaleza?

Nuestra vida entera no es más que una representación teatral en la luz del sol, la única comedia o tragedia que es al mismo tiempo teatro y verdad. Y qué verdad tan triste para el que es, al mismo tiempo, actor y espectador consciente. Y ¿cómo este actor, este espectador consciente ha de ser alegre ni gritón, sino melancólico y callado?

Me quedo fijo como aunado al resto, sin sensación de materia ajena ni propia. Como agua en agua; un todo que no se cambia. A esta hora mi ser es como una playa sola en la oscuridad, y el tiempo total de mi vida me invade como un mar que ha hecho serenidad todos mis naufragios. Cada recuerdo rompe en mí como una ola, una onda inmensa, y me llega hasta el último poro de mi totalidad saturándome de su sustancia condensada. Un recuerdo, otro, otro, con un ritmo lento y constante. No soy más que percepción, entrada, y el mundo restante invasión, salida en mí.

La inteligencia, que sólo ha servido para desviar lo natural en tantas cosas al hombre, ¿qué superioridad le ha dado al hombre sobre la bestia? Feliz el animal y desgraciado el hombre, fatalmente heredero ya para siempre del pecado original de la inteligencia.


(TIEMPO, de JUAN RAMÓN JIMÉNEZ. pasajes seleccionados por lucía cevallos espíndola)

1 comment:

Anonymous said...

Es un poupurrí?